Cada vez se habla más de los dispositivos wearable, pero ¿qué son? A muchos les sonará: tecnología vestible, como el iWatch que recientemente presentó Apple o las baterías del futuro que llevaremos incorporadas en la ropa.
El joven científico Noel Rodríguez, un investigador de la Universidad de Granada, se ha propuesto tejer una industria de este tipo en nuestro país gracias al grafeno, un novedoso material conductor de gran flexibilidad que está abriendo la puerta al desarrollo de pantallas enrollables. Se trata de un material con un gran potencial con múltiples aplicaciones en la industria. «Con el conocimiento adecuado, el grafeno puede producirse con láseres comerciales y reactivos químicos que están al alcance de cualquier laboratorio universitario», asegura Rodríguez.
Rodríguez tiene muy claros sus objetivos: «el grafeno ya está inventado y es un objeto de estudio permanente, así que donde nuestro laboratorio marcará la diferencia será en el método de creación. Construiremos circuitos electrónicos flexibles reduciendo óxido de grafeno con un rayo láser».
Para comprender mejor esta innovadora técnica, Rodríguez invita a imaginar «una hoja flexible, como el film que usamos en la cocina, recubierta de un líquido (que en la práctica será una disolución de óxido de grafeno) al que dispararemos con un láser. Así, dependiendo de la potencia de este láser, crearemos circuitos con mayor o menor capacidad de conducir la electricidad, obteniendo dos superficies: una conductora (donde ha incidido el láser) y otra muy aislante (la que no ha tocado)».
De este modo, el científico granadino afirma que estos circuitos se podrán fabricar en España sin tener que recurrir a la industria extranjera: «Pretendemos que todo el proceso se haga localmente, incluso el diseño. En nuestro laboratorio hemos patentado muchas tecnologías, pero siempre hemos tenido el mismo problema: en nuestro país no hay tejido industrial que pueda hacerse cargo de su elaboración, así que se envía a fabricar a países como Francia».
Los circuitos que creará el laboratorio de Rodríguez están destinados a integrar la electrónica en la vida y el desarrollo de la sociedad. «Nuestros circuitos electrónicos serán ligeros y flexibles, por lo que son perfectos para adherirse a la ropa o incluso al cuerpo humano, de manera imperceptible e inocua. Se podrán desarrollar wearables que podrían ser usados tanto en biomedicina como en el terreno militar», explica.
Así, a este investigador le resulta fácil imaginar aplicaciones como sistemas de comunicación, posicionamiento y monitorización integrados en la ropa de los soldados, pero también sensores médicos con herramientas de diagnóstico integradas, capaces de detectar tejidos malignos -como el cáncer- a través de un parche colocado sobre la piel. También se podrían sustituir los actuales sensores rígidos, en ocasiones molestos para el paciente, por unos flexibles de grafeno. «Podemos imaginar infinidad de aplicaciones futuras, pero todavía tenemos mucho trabajo por delante», concluye.
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